Zacatecas, Zac.– Ahora enfrentamos una nueva embestida política injusta e ilegal. Se me acusa de cometer violencia política de género, cuando en mi ética profesional, personal, familiar y en la práctica política de mi administración, se ha demostrado con hechos todo lo contrario.
Este proyecto, se ha distinguido por ser democrática, progresista e incluyente, en donde hemos defendido los derechos humanos de todas y de todos.
Me están denunciando por trabajar todos los días de lunes a domingo sin descanso; por levantarme muy temprano y acostarme hasta muy tarde, atendiendo las necesidades más sentidas en las colonias, comunidades y en el centro histórico.
O tal vez me acusan por haber logrado gestiones internacionales con un valor de más de 40 millones de pesos en apoyos en beneficio de las y los capitalinos.
Me están adjudicando violencia política de género por poner en riesgo mi salud y vida así como la de mi familia, al salir a combatir intensamente en territorio a esta cruel pandemia originada por el covid-19, todos y cada uno de los días desde que comenzó esta contingencia.
Me acusan por ser honesto en mi administración y transparentar los recursos públicos en un eficiente y legal uso del erario.
O tal vez crean que soy violento a razón del género después de emprender la campaña “cubrebocas morado” para prevenir la violencia intrafamiliar contra las niñas y mujeres a raíz del confinamiento.
O quizá por aperturar la Unidad Especializada de Género: Policía Mujer Segura.
Tal vez por impulsar apoyos de vivienda: «Cuartos Rosas” para construir una habitación adicional con perspectiva de género y así combatir las violencias sexuales en todas sus aristas contra las niñas y mujeres de Zacatecas. se dota de un cuarto adicional con perspectiva de género para evitar el acoso sexual en todas sus aristas contra las niñas y mujeres que viven en hacinamiento.
Incluso, puede ser que me acusen de violencia política de género, por impulsar la creación del Protocolo de Atención al Acoso y Hostigamiento Sexual. O por las reformas al Bando de Policía y Gobierno que sancionan hoy día, las conductas lascivas en la vía pública.
Creo que se me acusa de ser un alcalde cercano a la ciudadanía; uno que atiende frente a frente a quien se debe; por estar cada martes en Audiencia Pública. O por decidir no descansar el domingo para organizar Jornadas Voluntarias de Limpieza. O tal vez por caminar hasta muy noche acompañado de mi equipo de trabajo y de los propios vecinos por las 240 colonias y 22 comunidades para identificar zonas de riesgo, puntos inseguros, lugares que deben ser atendidos para garantizar la seguridad de la ciudadanía.
Se me acusa por entregar la cuenta pública aprobada tiempo y forma, atendiendo a lo que la Constitución me obliga y misma que juré valer y hacerla valer.
O por pagar a los proveedores y contratistas que cumplieron con sus servicios cabalmente y que como en cualquier negocio, ellos y sus familias, dependen del puntual pago.
He sepultado los moches y los diezmos; ésta no es una administración corrupta
Lo cierto es que me señalan hoy en tribunales con este opaco argumento, porque una dinastía arcaica, está acostumbrada a construir destruyendo. Porque no he cedido -ni cederé- a chantajes, provocaciones y manipulaciones políticas. No voy a doblarme ante presiones políticas de una familia enquistada en el poder por décadas, que creen que sólo ellos pueden formar parte de la vida política en Zacatecas.
Se me acusa por ser uno de los alcaldes mejor evaluados en todo México. Por haber conformado un equipo plural con personas que sin importar su edad, su apellido, o su preferencia sexual, están entregados a un proyecto de cambio.
Todo lo que la ciudadanía me dio la confianza de encabezar y emprender, les molesta porque venimos a hacer las cosas bien. Venimos a administrar con justicia, a colaborar sin descanso alguno. Venimos a pagar con trabajo el compromiso que se hizo con las y los zacatecanos. Me quieren eliminar del panorama político a mí y a los regidores que proponen y apoyan esta visión plural del gobierno municipal. Me quieren bloquear -como están acostumbrados a hacerlo con todo el que les estorbe- para no poder seguir sirviendo a Zacatecas.
Porque no soy un hombre que se agache ante las injusticias, vamos a impugnar la sentencia del TRIJEZ, porque nos asiste la justicia, la legalidad y la razón política.
Somos los acusados, zacatecanos que estamos acostumbrados al trabajo y a la adversidad.
Seguiremos laborando más recio en nuestra encomienda popular. Redoblaremos esfuerzos, trabajaremos más: con más obra pública y mejores servicios; con la atención a las necesidades de la gente; con acciones en el campo, educación, cultura, salud, deporte, seguridad y con respeto irrestricto a los derechos humanos sin discriminación.
La visión que hay de este lado de la lucha, es que Zacatecas sea un lugar que permita a todas y todos, cumplir su proyecto personal de vida.
¡El trabajo todo lo vence y estas dinastías no serán la excepción!