SILVANO AUREOLES TRAICIONA LAS LUCHAS DE LA IZQUIERDA
Para la dirigencia nacional de la Coordinadora Nacional Plan de Ayala, es claro que en el normalismo rural de todo el país hay intensa agitación y enfrentamientos entre policías y estudiantes. Ahora fue Tiripetío. El pasado 29 de agosto fue Tenería. En noviembre de 2007, Ayotzinapa.
Así, el pasado miércoles 21 de junio, alumnos de la Normal Rural “Vasco de Quiroga”, ubicada en la comunidad de Tiripetío, en Michoacán, informaron que elementos de la Policía Estatal entraron a las instalaciones de la escuela mientras realizaban actividades de brigadeo, lo que ocasionó un disturbio que concluyó con la lesión de un joven que recibió un impacto de bala en la cara. En un comunicado, los normalistas aseguraron que los uniformados entraron a las instalaciones de la Normal realizando disparos.
Para la CNPA es claro la mayoría de los jóvenes que participaron en el enfrentamiento son alumnos de la Escuela Normal Rural Vasco de Quiroga, ubicada en Tiripetío, Michoacán.
El enfrentamiento es un claro indicador del descontento y la rabia que existen entre los jóvenes normalistas rurales y de la torpeza gubernamental para atender sus demandas. Los muchachos viven en carne propia la amenaza del cierre de sus escuelas, la negativa a otorgar plazas docentes a los egresados y condiciones de vida muy precarias como estudiantes. La movilización y la protesta son para ellos las herramientas para sobrevivir y mantener vivo un legado.
En este sentido, la CNPA responsabiliza al gobernador de Michoacán, Silvano Aureoles, de cualquier cosa que pueda pasarnos a los estudiantes, toda vez que sus acciones traicionan las luchas de la izquierda, misma que lo apoyó su candidatura.
Por ello, para la organización campesina cabe mencionar que la Escuela Normal es una de las ocho normales públicas que existen en el estado y que de ella han egresado destacados luchadores sociales, como el líder indígena Elpidio Domínguez, comunero de Santa Fe de la Laguna, asesinado en 1988 por un ganadero, y Sergio Espinal, dirigente nacional de la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación (CNTE).
Una de las paredes del edificio tiene pintada una máxima del pedagogo brasileño Paulo Freire que inspira la acción de los muchachos: “No se hace el alumno en el silencio, sino en la palabra, en el trabajo, en la acción, en la reflexión, en la praxis”. Así es que, lejos de conformarse con la situación que viven, dedican mucho tiempo y energía a tratar de transformarla y a buscar que se incremente el presupuesto para su normal.
Por todo lo anterior, la dirigencia nacional de la CNPA llama a Silvano Aureoles, gobernador de Michoacán y al Gobierno Federal a establecer un trato respetuoso con la Escuela Normal de Tiripetío, toda vez que los estudiantes no son criminales: son jóvenes de origen rural que están comprometidos con la mitad de mexicanos más empobrecidos del país y merecen la oportunidad de acceder a la Educación superior y el Estado mexicano tiene la obligación de otorgársela.
Así, es claro que los jóvenes mexicanos, estudiantes o no, tienen el derecho a organizarse, formarse políticamente, expresar sus ideas y luchar por las causas que consideren justas. Estos ciudadanos tienen derechos que deben ser garantizados en un país que se supone democrático.
Para CNPA, Tiripetío es muestra de que el normalismo rural tiene muchos enemigos dentro de la administración pública y los gobiernos de los estados. Simultáneamente, nos recuerda que, en una sociedad rural acosada por una “modernidad” a golpes de mercado, es una de las pocas vías de movilidad social realmente existentes para los hijos de las familias campesinas. Cerrar esa válvula tendrá costos nada despreciables.
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