Vergüenza, me da vergüenza decir que soy Brachero, decir que somos casi 25 mil participantes, decir que «todos como hermanos».
Yo no soy hermano de quien violenta, de quien agrede y de quien se siente más que otros. Yo no soy de esos 25 mil qué desfilan con lentes oscuros, de los que dicen «arriba mi barrio» y de los que hoy, sacaron sus frustraciones, de los que padecen la falta de amor en sus hogares, y de los que no son para nada morismeros, como muy pocos somos ya.
Pero no todo es su culpa, también demos las gracias a los que, con la bandera de «Bracheros» hacen su agosto con la venta de cerveza, con la venta de pólvora clandestina, demos las gracias a todos esos que llegan a formarse, pero no quieren llegar a misa, porque para ellos el detonar sus armas es lo principal.
Hoy en Bracho se presentó la lluvia, como pocas veces, o como casi nunca, y no se si haya sido el llanto de Juan el Bautista, quien triste vio el fin de su fiesta, de nuestra fiesta, opacado por la estupidez de unos, la pasividad de otros, y la indiferencia de muchos más, que, presumiendo su «liderazgo», se deshacen de los problemas huyendo y dando la espalda a la tradición que juraron defender.
Hoy hay más fotos, no hay más Fuego en Batalla, hoy, simplemente el cielo lloró, y lo hizo con fuerza, para demostrarnos a los más de 25 mil, quien manda, y para enseñarnos que cuando Dios quiere, los truenos irresponsables de algunos, son basura para la lluvia que hoy nos despidió con la más grande tristeza.
Tomado del facebook de Charly Hernández