en abril - 30 - 2012
EL ARTE DE LA COLOMBÓFILA
La colombófila; no es otra cosa que la cría y el adiestramiento de palomas para convertirlas en mensajeras, capaces de recorrer cientos, miles de kilómetros y llegar a su palomar. Utilizadas en el siglo XIX para llevar y traer mensajes. No siendo la excepción durante la primera guerra mundial, en la segunda fueron sustituidas por las telecomunicaciones.
En la actualidad la Colombófila es practicada más como un deporte, siendo los competidores los que intercambian puntos de vista respecto a la crianza o cruza de las palomas. Zacatecas no es la excepción, existiendo dos asociaciones de colombófilos siendo una de ellas la Asociación. Colombófila de Guadalupe y la de Zacatecas. Ambas agrupaciónes cuentan con aproximadamente 15 miembros entre sus participantes los que albergan obreros, estudiantes y profesionistas, la mayoría participa activamente de este deporte a nivel nacional, caso que nos toco presenciar cuando participaban dentro de un evento nacional. El lugar de la suelta fue en la comunidad de los Charcos Durango, el pasado sábado, las palomas fueron soltadas desde muy temprano haciendo un recorrido de 520 kilómetros hasta su palomar, en este caso el de Osvaldo Iguanzo e hijos, ubicado en el municipio de Guadalupe Zacatecas. Ahí fuimos testigos de cómo se cría a una paloma mensajera y como es recibida después de un largo y agotador viaje, Osvaldo Iguanzo trata a su palomar como verdaderas campeonas, prueba de ello son los cuatro primeros lugares consecutivos del campeonato nacional de la Federación Nacional de Colombofilia. Siendo orgullosamente zacatecano.
Osvaldo admite que le falta apoyo a este deporte ya que apenas es conocido en muchos lugares, que son pocas personas las que impulsan este deporte, siendo una de ellas la Diputada local. Ana María Romo Fonseca, la que ha sido pilar para los colombófilos de la entidad.
Ambas asociaciones solicitan a las autoridades del deporte en la entidad, miren hacia este deporte lleno de entusiasmo y pasión, ya que aseguran los recursos son pocos –pero- las ganas son más.
En las carreras cada colombófilo lleva sus palomas al club el día del enceste y todas las palomas juntas son llevadas al punto de suelta. A cada paloma se le ha puesto un anillo con un número o chip electrónico en el momento del enceste. Cada paloma vuelve a su palomar y el colombófilo está al pendiente para recoger el anillo e introducirlo rápidamente en un reloj especial, donde queda manifestada la hora, minutos y segundos con exactitud. En la siguiente reunión del club se abren los relojes y se realiza la clasificación de la suelta anterior. Con las diferentes sueltas se realiza la clasificación.
