A mi Dulcinea…y mis hijos
Mi primera colaboración para el espacio que dirige José Ricardo Reyes, tiene que ver con parte de la realidad nacional y no solo estatal. Todos los inicios son buenos. Tienen una fuerte carga de esperanza y una alta dosis de buenaventura. Con estas tribulaciones en las alforjas inicio el andar que hace 216 meses y 17 inviernos me indicaron un impasse para meditar y mirar lo urgente y necesario que fue colgar los hábitos que habité para caminar seguro por la vida de los medios.
No fui ni soy un tartufo, pero fue preferible modificar la hoja de ruta antes que perjudicar mujeres, hombres, niños, seres queridos, amigos y amigas o amores pergeñados con cinceles en la cantera rosa perenne como el color de aquel herrero que un día dio clases de trashumante empedernido por allá en el rancho.
Empezamos!!
El pasado 19 de enero del año que corre, en el Diario Oficial de la Federación se publicó el decreto por el que se crea la Universidad Abierta y a Distancia sectorizada en la Secretaría de Educación Pública. Este esbozo no tendría nada de valioso si no fuera por que recuerda que hay una nueva universidad o mejor dicho, una nueva opción para cientos de jóvenes que por diversas razones no pueden proseguir estudios superiores.
En este mismo escenario, la realidad impone sus números o como dicen los que saben, los datos duros nos hacen voltear y meditar qué estamos haciendo bien y qué mal.
No abordaré los datos duros, sin embargo si alguien de los lectores quiere contribuir, adelante. Opto por lo que indicaba el filósofo y que en tono imperativo decía que “ya basta de interpretar al mundo…lo que hace falta es transformarlo”.
La interrogante es cómo materializar ideas y propósitos que esa “Universidad” dice perseguir. Veamos: “aprobar las normas pedagógicas y de uso de tecnologías de la información de la Universidad, así como aquellas que regulen las condiciones de admisión, permanencia y egreso de sus estudiantes”.
A contrapelo, un reciente estudio señala que el año pasado abandonaron el país alrededor de 660 mil mexicanos, de los cuales poco más de 450 mil fueron jóvenes de entre 15 y 29 años de edad. Destaca que en regiones con alta migración más del 40 porciento de los jóvenes mayores de 15 años, “son susceptibles de abandonar la escuela por emigrar hacia los Estados Unidos”.
El texto “Pobreza y Migración, el principal problema de la juventud mexicana y su impacto en los indicadores educativos” es crudo. Con base en datos de la propia Secretaría de Educación Pública (SEP) reconoce que en el interior de las aulas de la educación media superior existe un “drama silencioso”, pues a nivel nacional la deserción suma más de 650 mil jóvenes por año. Sólo un 15.5 por ciento dice las autoridades educativas; en tanto, la CNOP desestima esas cifras y sostiene que “no muestran la realidad que se viven en las diferentes regiones de nuestro país”.
La oficina de Asuntos Migratorios del sector popular priísta -quien elaboró el estudio- sostiene que el Indicador de la deserción en Educación Media Superior llega a más del 40 por ciento de la matricula y de la Eficiencia Terminal no alcanza ni el 50 por ciento, en planteles ubicados en zonas que tradicionalmente son expulsoras de mano de obra y zonas marginadas.
Edmundo Ramírez Martínez, dijo en fechas recientes al diario La Jornada que “mil 800 adolescentes mexicanos de bachillerato, menores de edad, que en su mayoría tienen entre 15 y 18 años, están abandonando la escuela diariamente, representa una verdadera tragedia nacional”.
El documento reconoce que ciertamente “la juventud mexicana tiene más estudios, que los que tuvieron sus padres, pero el indicador del desempleo se triplica” derivado del impacto que han tenido las nulas políticas de apoyo a la educación, al empleo de este gobierno.
Ante estos escenarios, cabe la pregunta: ¿Cómo poner en marcha una Universidad abierta y a distancia con cifras obesas en deserción y esfuerzos famélicos para retener a las y los jóvenes en las aulas? Vaya reto. Si en los tiempos de la ciudadanía no se consulta y el capricho domina, las predicciones son dramáticas.
Al socaire
Mi reconocimiento a los hombres y mujeres que son la base del Estado. Ellos que en silencio y mirando el surco se aprestan a sacarte productos a la tierra. Ojalá que las lluvias hagan renacer la esperanza para las cosechas y los bolsillos suenen como campanas de dinero, tanto para comer, vestir y si les sobra, gastar cuando las ferias de agosto y septiembre den inicio.
Ellos, que como la abuelita milagro que hacía pan de la nada (saludos a Leonardo Fabio), van por su nuevo reto. Que lleguen los apoyos también.
Hago la invitación para que el espacio sea orientado por todas aquellas y aquellos que sepan y tenga el dato exacto y preciso en la materia que se aborde en este espacio. Bienvenida la palabra escrita y bienvenida la libertad.
El tema de la semana próxima: Las 105 páginas de Colosio…la película.
Juan Antonio Valtierra Ruvalcaba, es licenciado en periodismo y realizó estudios en la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales de la UNAM. Ha ejercido el periodismo asi como desempeñado cargos públicos en administraciones locales, estatales y federales en oficinas de comunicación social desde 1978. Originario de Fresnillo, Zacatecas, en encargos de cobertura periodística y comisiones laborales ha viajado a Estados Unidos, Américalatina, Centroamérica, el Caribe y Europa. Ha realizado diplomados, cursos en comuniación y marketing y asistió a la cumbre de Estrategia Política 2005. Fue redactor en la agencia de noticias Notimex, diario unomásuno; reportero en Canal Once Televisión, el noticiero radiofónico Para Empezar; los periódicos El Periódico de México, Ultimas Noticias de Excélsior, El Financiero y la agencia de noticias Informex.Miembro del equipo de trabajo del Comisionado para la Paz y la Reconcialición en Chiapas en tipos de la insurgencia EZLN. Instrumentó la logística para los medios nacionales y extranjeros durante la visita del Papa Juan Pablo II al país durante 1990.
(*)Periodista y consultor. Correo electrónico: [email protected]